El PSOE planea quitar poder al secretario general para dárselo al Comité Federal
El equipo que trabaja en la renovación del PSOE estudia estas semanas el sistema para elegir a sus líderes. El actual método de primarias ‘un militante, un voto’ ha resultado traumático para el partido hasta relegarlo a la situación actual. Uno de los puntos a discutir es el grado de representatividad que tiene el voto de la militancia en conexión con el hiperliderazgo del secretario general. ¿Qué nivel de representatividad tiene el voto de 176.000 militantes, el censo actual, en un partido con cinco millones de votantes en las últimas elecciones?
Los fiascos de Josep Borrell o el reciente de Pedro Sánchez han hecho recapacitar a la cúpula socialista para abrir un debate en torno a la fórmula de elección de los candidatos sin quitar el derecho de voto a la militancia. «Es complicado», aseguran desde la gestora. Algunos dirigentes apuestan por una «fórmula mixta» de manera que se mantengan las primarias actuales habiendo fijado previamente ciertos contrapesos para restar poder a la figura del secretario general. De esta manera, el poder quedaría repartido entre el líder del PSOE y el Comité Federal con la finalidad de conseguir una verdadera democracia representativa y no asamblearia como se da en la actualidad.
La mayoría de dirigentes socialistas consideran que el sistema actual otorga un hiperliderazgo al secretario general donde los estatutos además ofrecen, en algunos puntos, indefinición de cara a modificar cualquier asunto en el Comité Federal. El ejemplo más claro y que causó gran enfadó entre algunos barones socialistas fue la consulta que Sánchez realizó a la militancia al firmar el pacto con Ciudadanos. Un acuerdo que ya estaba firmado y que no se podía dar marcha atrás pese a querer consultarlo a las bases.
El ex líder del PSOE quiso repetir la hazaña con Podemos para formar un gobierno alternativo de izquierdas pero, finalmente, algunos barones regionales impidieron que Sánchez la llevara a cabo. Las voces críticas por aquel entonces acusaron al ex secretario general de «utilizar» a la militancia para forzar sus deseos y contravenir al Comité Federal. Con este cambio en los estatutos, el próximo líder de la formación no tendría esta potestad. Según las fuentes consultadas, para regular estos aspectos se presentarán distintas enmiendas a la ponencia ‘Modelo de ‘Partido’ del próximo congreso federal que propondrá una modificación del reglamento de primarias.
Apostar por la bicefalia
Otros dirigentes como el diputado José María Barreda
ya ha hecho pública su propuesta pidiendo a los suyos que se importe la bicefalia del PNV: un sistema en el que el secretario general sea distinto del candidato a la presidencia del Gobierno y que el primero sea elegido por los militantes socialistas pero el segundo lo sea en primarias abiertas a simpatizantes. Barreda asegura que esta fórmula es ajena a la tradición socialista, pero advierte de que el PSOE necesita «hacer cosas distintas en un momento de dificultad» o su partido se arriesga a no salir de la situación en que se encuentra. «Sería partidario de incluir en los estatutos con claridad que el secretario general elegido por los militantes no podrá ser candidato a la presidencia del Gobierno. Es decir, hacer lo que el PNV», dijo y recalcó que es su opinión.
Según Barreda, la forma de elegir al secretario general debería ser la de unas primarias cerradas a militantes socialistas, pero el candidato a la presidencia del Gobierno tendría que salir de unas primarias abiertas a simpatizantes y a la sociedad en general. «Lo tengo muy claro. No podemos estar cocidos en nuestra propia salsa. Y además cada vez tenemos menos salsa», destacó.
Page no cree en la bicefalia
El actual presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, no cree, sin embargo, en la propuesta de su compañero porque entiende que el líder «más legitimado» es el que «se esfuerza por ganar» elecciones. Tras admitir que todas las propuestas son discutibles, el dirigente socialista defendió que «debería ser condición sine qua non que un dirigente sea al menos tan querido en la calle como dentro, cuando no más», zanjó.